¿Cómo se hace la partición y liquidación en el proceso sucesorio?: Dar a cada uno lo que le pertenece.

Se dicto la declaratoria de herederos y ahora que hacemos, me declararon heredero y aun no tengo nada. Quiero vender y hay un heredero que se opone. Un solo heredero esta en poder de todo y no podemos hacer nada. Llevo años esperando y no avanza. Cuando finaliza el proceso sucesorio llevo muchos años sin resultados y sin poder tener acceso a los bienes.

Estas entre muchas otras son las preguntas recurrentes de clientes y personas en el marco de un proceso sucesorio.

Sucede que unas de las instancias mas difícil del mismo es cuando obtenida la declaratoria de herederos, es decir en que las partes acreditaron lo necesario  y fueron reconocidas por ley como herederos y llega la hora de presentar los bienes y repartir, sobrevienen las  diferencias y desacuerdos.  Pues es el momento en que si todos los participes hacen voz unánime en la misma opinión el proceso debería fluir y no implicaría mayor complejidad. Sin embargo esto pocas veces se da. O requiere experticia profesional para que así se dé.

Entonces allí ante la primera dificultad, desacuerdo de criterios, mínimas diferencias o grandes diferencias, sobreviene una suerte de parálisis del expediente y del tramite sucesorio, en donde buscando el acuerdo general se puede llegar a perder gran parte del patrimonio relicto. Pues como siempre decimos en estos casos el factor tiempo, el paso del tiempo por lo general conspira con la solución simple y eficiente del problema.

Esto sucede muchas veces por como mencionamos anteriormente el desacuerdo y falta de voluntad de las partes y otras veces por el desinterés de los profesionales o desconocimientos de las herramientas para finalizar el proceso aun ante dicha situación.

Así pues entonces en lo concreto llegado a la situación mencionada nuestra ley  nos da  de diferentes formas de hacer la partición y liquidación del acervo hereditario. A simple forma enunciativa mencionamos  la  partición privada, partición provisional, partición judicial  o la llamada partición mixta.

De la simple mención, sin entrar en cuestiones técnicas que son más bien propias del profesional del derecho, se puede observar y concluir que ante el momento de repartir, de liquidar el  acervo sucesorio tenemos o contamos con diferentes caminos que pueden ser abordados y que a su vez esos caminos pueden tener tramos en común  y que a su vez tomar uno no implica renunciar a todos los demás.

Lo importante será  que la parte, el cliente conozca  y sepa que existen herramientas para terminar con el estado de indivisión sucesorio y que informado de cada una de ellas con sus costos y beneficios pueda decidir qué hacer, expresar su voluntad y solicitar al profesional abogado que lo patrocina haga valer dicha voluntad y procure por ella.

Concluyendo podemos decir, que ante el fallecimiento de una persona, llegados al punto de iniciado y declarados los herederos, sobre el conjunto de bienes que formaron el patrimonio del fallecido se forma una especie de “sociedad” conformada por todos lo herederos. Sociedad que esta llamada a ser efímera, que no debería perpetrarse en el tiempo, salvo casos puntuales. Ante ello entonces se debe repartir, dar a cada uno su parte proporcional. Este es el momento de la partición y liquidación en el proceso sucesorio.  Muchas  veces esta división de bienes  no se puede hacer en especie, es decir no se podría entregar proporciones o partes de un único bien inmueble a varios herederos sin que ello resulte impracticable y antieconómico. Entonces se debe liquidar, es decir vender,  para así poder repartir el producido. Y es en esta instancia donde es importante conocer las herramientas legales en juego para poder decidir a conciencia sobre cual escoger. Claro está que no es el cliente, el interesado el que llega sabiendo esto, es el abogado quien debe comunicar las diferentes alternativas e instar a la realización del mejor negocio posible para  cliente y partes. El parálisis, la inacción y la negociación extendida en el tiempo  solo conspira contra el patrimonio y lleva en muchos casos a su perdida. Y lo que hoy se cree que representa una gran pérdida en realidad es ínfima si se deja pasar y se va por un camino erróneo o simplemente no se hace nada.

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